Este es el eslogan que resume la voluntad del torneo que se ha celebrado un año más en mi ciudad. El Club Tennis Lleida acogió el evento deportivo el pasado 26 de octubre para recaudar fondos que permitan financiar los proyectos que la entidad promueve para mejorar la calidad de vida de las personas con parálisis cerebral y discapacidades similares.

Un año más disfrutamos de una tarde espléndida en que el deporte, la amistad y sobre todo la solidaridad, fueron los protagonistas de un encuentro entre tenistas de todas las edades, algunos acudieron de otros clubes de la ciudad y de fuera de ella. Con casi todos me une una gran amistad, una amistad que agradezco sinceramente y que citas como esta me inducen a reflexionar sobre la enorme suerte que tengo por contar con todos ellos. Debo hacer mención especial a la participación este año de participantes femeninas que han convertido, afortunadamente, el torneo en dobles mixto.

Colaborar en la organización de este torneo y aumentar cada año los beneficios que se obtienen es un reto que me impongo porque supone colaborar y entrar en el mundo de Adela. Con el torneo me siento partícipe del mundo de mi hija más especial. Ella me ha permitido conocer una realidad, el mundo de las personas con pluridiscapacidad, la de su lucha por conseguir las mismas oportunidades que la Sociedad ofrece a las demás personas.

Por Adela y por todas las personas como ella, quiero seguir colaborando en la organización de un evento deportivo que más allá del noble y lícito objetivo de conseguir fondos para la Asociación Aremi, permite visibilizar una realidad tan desconocida aún para muchos.