Allá por el 9 de marzo publiqué un artículo cuyo título era Detectar al Enemigo; léase endeudamiento/banca que sería una de mis grandes preocupaciones (¿obsesiones?) pues el sufrimiento que conlleva para las empresas y en particular a las familias empresarias con las que habitualmente trabajo; les aseguro no merece la pena.

Les voy a hacer un pequeño recordatorio de éste para que observen la evolución que hemos tenido:

Una vez entrados en materia y para acabar de reforzar mi teoría, apareció en la Vanguardia el lunes 11 de noviembre un artículo, al final se lo aportaré, que es el título sobre el que hoy escribo.

Noticia: Recuperación real de las aportaciones de todos los españoles hicimos al quebrado sistema financiero. Es importante recordar, para mejorar su ratio de indignación, en particular las aportaciones a las Cajas de Ahorros que, a su vez, eran puertas giratorias políticas (al igual que otros estamentos vigentes en la actualidad). ¿Una vergüenza, no?

Sin embargo, a ustedes nadie les va a crear un FROB o una SAREB para “tapar las vergüenzas del sistema”.

Sigo insistiendo en la necesidad de llevar en nuestras empresas políticas financieras muy rígidas, así como cumplir con las recomendaciones del Buen Gobierno, mediante la efectiva implantación de Consejos de Administración, Consejos de Dirección, así como Control presupuestario y Control de Gestión. Y a nivel de Empresa Familiar el Consejo de Familia y la Asamblea Familiar amén del Protocolo Familiar. Este sistema funciona seguro y aporta muy buenos réditos.

Debemos pensar en cómo actúan las grandes para aplicarlo al tejido empresarial habitual. No olvidemos que el tejido empresarial español está compuesto en más de un 80% por empresas con 10 trabajadores o menos. De ahí mi otra gran preocupación que son las economías de escala.

Los que trabajamos en reestructuraciones de empresas observamos en el artículo, cuales son las directrices que va a seguir la banca. De facto, ya lo está haciendo. El tema de la nueva normativa de provisiones que tienen que aplicar para cada empresa dependiendo del rating o situación que estas tengan (stage 1,2,3), no les permite actuar con sentido común. Su único pensamiento está en la evolución de sus  resultados, sus bonus, y sobre todo no tener que emitir ningún “profit warning” que suponga un decremento de sus valores en bolsa.

Intenten pensar como las entidades financieras, pues al final, es un proceso de negociación y debemos conocer cómo funciona el que está sentado al otro lado de la mesa.

Tal y como indicaba en mi artículo relacionado con los pools bancarios, las situaciones devienen surrealistas, difíciles de entender para los empresarios que tienen tensiones de tesorería y no entienden como la banca no les “ayuda”. Recuerden que banca y ayuda son expresiones que nunca pueden o suelen ir juntas. Como siempre, podemos decir que toda regla tiene sus excepciones.

En la desaceleración, que no recesión, que se avecina, debemos estar financieramente bien pertrechados, y si no lo estamos, confeccionar de forma urgente una estrategia y planes de acción en este sentido. Todo plan de negocio está basado principalmente en las ventas. Si ahora ya calculamos que va a haber un decremento o estabilización, actuemos en consecuencia.

Para acabar, decirles que la contratación de un profesional experto en estos temas para que prepare a la empresa y a las familias empresarias con el fin de evitar situaciones de máxima tensión es un acierto. Prevención. Sobre todo, cuando estamos en una fase inicial de estrés. La fiebre es muy baja y la enfermedad es fácilmente curable. Si no, iniciaremos la subida al “Dragon Khan” (Port Aventura) y cuando empieza a descender no hay forma de pararlo.

Noticia referenciada:

https://www.lavanguardia.com/economia/20191111/471506380038/concursos-acreedores-ralentizacion-espana.html