LOS HOMBRES DE NEGRO. MI EXPERIENCIA CUANDO ME TOCA SERLO
Voy a compartir mi experiencia de “Hombre de Negro”. Suele ser la misma cuando me llama un empresario/a porque tiene un problema de liquidez y quiere que le dé mi opinión. En primer lugar, tengo clara una cosa que siempre se repite: me voy a encontrar muchos más problemas de los que ni mi interlocutor es consciente. La magnitud de la situación suele ser peor de lo que me la presentan. Ellos detectan la señal de alarma con las primeras tensiones de tesorería, con la consiguiente imposibilidad de hacer frente al pago de nóminas entre otras alertas rojas. Un problema que naturalmente angustia y mucho.
El empresario está muy estresado, el resto de la empresa también. Si los trabajadores notan que pueden no cobrar a final de mes van a cuestionarse la viabilidad de la empresa y por tanto de su puesto de trabajo. En estos momentos he visto “deserciones” de puestos clave, de personas de las que el empresario jamás hubiese dudado. Cada uno piensa en su propio interés. Es humano.
Inmediatamente hay que cortar perdidas. Es la prioridad. Pero cómo: Analizando de manera rápida y objetiva, con datos y fórmulas financieras, la situación económica y de gestión de la compañía para poder llegar a unas conclusiones y un plan de acción que debe ser explicado a la plantilla, muy importante hacerles partícipes, con diferentes filtros según puestos y responsabilidades para tranquilizarla.
Ventas, líneas de productos, costes, márgenes, balances, capacidad de devolución, retrasos de pagos, pool bancario, avales, avalistas, cargas hipotecarias etc. Identificar las palancas de cambio positivo y neutralizar todos aquellos factores que nos impiden avanzar hacia la salvación. A partir de este análisis hay que redactar un plan de viabilidad claro con estrategias definidas y claras para implantarlo de inmediato.
En estos casos de auténtico estrés estoy al lado del empresario acompañándole para tomar e implementar estas decisiones. Antes habré hablado in situ con toda la plantilla, detectando quién manda de verdad, detectando los poderes fácticos de la empresa. Sólo así puedo ayudar a empoderar al empresario para tomar decisiones que a veces son duras y difíciles de tomar.
Cuando él o ella afronta la situación, ahora ya conocida, provoca una sensación de tranquilidad en general. Es curioso, pero sí. Ahora ya hemos diagnosticado la enfermedad y la gravedad de la misma, nos podemos preparar psicológicamente para abordarla. Este es el punto de inflexión en todo proceso de reestructuración.
Trazado el plan de viabilidad, reúno a la familia empresaria para explicar cuáles son las posibles consecuencias para ellos y cómo deberán afrontarlas. Milagros no hay y con mucha probabilidad habrá que realizar sacrificios en términos personales. Hay que intentar salvar lo máximo posible de la empresa, el patrimonio y como vaso comunicante final, a la familia como ente. No será tarea fácil si hay varias ramas familiares y generaciones conviviendo en la empresa.
Mientras todo esto se desarrolla hay que gestionar el estrés de las entidades financieras, a los proveedores y si los hubiere a los sindicatos. Es como una partida simultánea de ajedrez. Necesitamos mover ficha en todos los tableros y con rapidez. Se acumulan recibos impagados y todos quieren saber cómo se va a cubrir el suyo y cuando. La gestión de tesorería será pieza clave. Tengo muy poco dinero y tengo que repartirlo.
Siempre sigo un orden inalterable. Primero cubrir nóminas de trabajadores. Después decidiremos cómo gestionamos el resto de pagos. Nuestros interlocutores deben percibir seguridad y que vamos a seguir el plan de viabilidad trazado con una firmeza inquebrantable. Vamos a conducir a la empresa al umbral de rentabilidad y a la generación del Cash-flow necesario para asumir los compromisos.
En escenario de estrés empresarial normalmente el agente más complicado con el que tendremos que negociar es la banca. Las entidades financieras suelen tener sus riesgos cubiertos con garantías reales, tanto empresariales como de la familia empresaria. Pero también tenemos la ventaja, si se puede denominar así, de que no quieren concursos de acreedores para evitar provisionar el 100% de la deuda.
Los Hombres de negro no somos los malos, créanme. Hemos salvado situaciones muy muy complicadas, hemos salvado patrimonio de la familia empresaria y hemos trabajado desde una objetividad que ningún empresario puede tener. Los Hombres de Negro evitamos concursos de acreedores porque sabemos que muchas de las empresas estresadas pueden salvarse con una buena gestión. Confíen en los hombres de negro/reestructuradores, no los teman porque son sus aliados siempre.
Lleida, octubre de 2020